La transfusión de glóbulos rojos es un componente crítico en el tratamiento de varios problemas médicos, agudos y crónicos. Aunque, aproximadamente, se recogen 34 millones de litros de sangre anualmente, en todo el mundo, para su procesamiento y transfusión, la necesidad de sangre excede la disponibilidad, debido a una combinación de factores de recolección, producción, almacenamiento, y biológicos (es decir, inmunológicos).
Los problemas inmunológicos pueden, a menudo, ser los más problemáticos, ya que los glóbulos rojos poseen unos 300 antígenos, que podrían dar lugar a la aloinmunización y, en algunos casos, evitar que estas transfusiones cumplan su función. En la actualidad, hay opciones limitadas para, o bien prevenir la aloinmunización, o para tratar de forma rentable a los pacientes con aloinmunización grave.
La aloinmunización es la aparición de anticuerpos en un organismo que ha recibido un antígeno procedente de un individuo de la misma especie. Por ejemplo, cuando un individuo recibe hematíes de otro individuo de la misma especie, que posee un aglutinógeno del cual está desprovisto, aparece en su plasma sanguíneo un anticuerpo capaz de destruir estos hematíes.
Para subsanar este problema, la bioingeniería de glóbulos rojos, mediante el injerto de polímeros biocompatibles -como el metoxipoli (etilenglicol)- en las células del donante, se presenta como una técnica prometedora para prevenir las reacciones adversas a la transfusión. Sin embargo, debido a la naturaleza de los glóbulos rojos, las interacciones en la superficie del plasma no son fáciles de manejar.
Con el fin de superar estas limitaciones, el doctor Mark Scott, y sus colaboradores de los Canadian Blood Services, y la Universidad de British Columbia, han examinado el plasma absorbido con latex modificado, a través de técnicas de fluorescencia, y técnicas proteómicas. El estudio, titulado "Inmuno-camuflaje de superficies de látex a través de injertos de metoxipoli: análisis proteómico de la absorción de proteínas plasmáticas", ha sido publicado en 'Science China'.
Según los autores, el injerto de metoxipoli en el látex del plasma produjo el inmuno-camuflaje global de su superficie, resultando en una disminución en la absorción de proteínas plasmáticas. La evaluación fue llevada a cabo mediante citometría de flujo, electroforesis en gel, y análisis proteómico avanzado, usando marcadores isobáricos para la cuantificación absoluta y relativa, y la espectrometría de masas. La reducción del nivel de absorción se produjo a causa de la exclusión termodinámica, mediada por polímeros, y el camuflaje de la superficie. Según los resultados, el polímero injertado impidió la interacción de la superficie con las proteínas plasmáticas implicadas en el reconocimiento inmune de biomateriales y células alogénicas.
Biológicamente, la reducción de las interacciones en la superficie del plasma mejora la biocompatibilidad, camuflando los lugares antigénicos, y previniendo la generación de señales de reconocimiento inmunológico. El conocimiento derivado de estos estudios proteómicos ayudará a definir, con mayor precisión, los parámetros físicos y químicos necesarios para un inmuno-camuflaje eficiente de células, tejido, y biomateriales alogénicos, evitando así la aloinmunización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario