Más jóvenes fumadores de cigarrillos de lo que se creía antes podrían también usar marihuana, halla un estudio reciente.
En una encuesta de adultos jóvenes de 18 a 25 años, más de la mitad dijeron que también usaban marihuana. Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) señalan que se trata de un gran aumento frente al 35 por ciento de los adultos jóvenes que habían admitido usar tanto marihuana como tabaco durante el mes anterior en estudios previos.
Un experto comentó que los hallazgos parecen verdad.
"Los datos presentados son mucho más coherentes con lo que escucho simplemente al hablar con miles de estudiantes que tienen la edad para estar en la escuela intermedia y la secundaria", anotó Stephen Dewey, investigador sobre la adicción y director del Laboratorio de Neuroimágenes Conductuales y Moleculares del Instituto de Investigación Médica Feinstein en Manhasset, Nueva York. "No se puede exagerar la importancia de obtener datos precisos como estos, ya que los programas de tratamiento y el respaldo financiero que requieren con frecuencia son guiados por estudios que demuestran tanto la prevalencia como el riesgo".
Según los investigadores, el hecho de que su estudio se llevara a cabo en línea, sobre todo a través de Facebook, y los participantes pudieran permanecer en el anonimato, podría haber resultado en un panorama más preciso sobre el uso del tabaco y de la marihuana.
"Nos sentíamos curiosos sobre si las tasas serían distintas en nuestro estudio, en que utilizamos los medios sociales y la red", señaló en un comunicado de prensa de la UCSF la autora del estudio Danielle Ramo, becaria postdoctoral del Departamento de Psiquiatría de la universidad. "Y las tasas fueron mucho más altas, lo que demuestra que el problema podría ser mayor de lo que nos damos cuenta".
El estudio, que aparece en la edición del 18 de abril de la revista Addiction Science and Clinical Practice, se llevó a cabo en dos fases. Primero, los investigadores cuestionaron a los participantes sobre sus hábitos de tabaquismo. En la segunda etapa, se pidió a 3,500 participantes que revelaran anónimamente si habían usado marihuana en los últimos 30 días.
El estudio halló que del 68 por ciento de respondientes que fumaban cigarrillos todos los días, 53 por ciento afirmaron que también habían usado marihuana en el mes anterior. El uso tanto de tabaco como de marihuana fue más frecuente entre los blancos, los del noroeste, los que vivían en áreas rurales y los adultos jóvenes que no eran estudiantes, anotaron los investigadores.
"La residencia en un estado en que la marihuana médica fuera legal no se relacionó con la prevalencia del uso de marihuana ni tampoco con el uso conjunto de marihuana y tabaco en esta muestra de adultos jóvenes", señaló en el comunicado de prensa la autora principal del estudio Judith Prochaska, profesora asociada de psiquiatría de la UCSF. "La prevalencia del uso de marihuana tampoco difirió según la edad, los ingresos ni el sexo de los participantes".
Otro experto aseguró que los hallazgos no le sorprendían.
"Los que sufren de problemas de salud mental y de abuso de sustancias tienen una tasa extremadamente alta de dependencia a la nicotina", planteó Bruce Goldman, director de Servicios de Abuso de Sustancias del Hospital Zucker Hill en Glen Oaks, Nueva York. "Tiene sentido que los que buscan ayuda para dejar de fumar también tengan tasas elevadas de abuso de sustancias, que incluyen el cannabis".
Añadió que "dadas las altas tasas de presentación simultánea, es una buena idea evaluar brevemente a los que buscan servicios de cesación del tabaquismo por problemas de abuso de alcohol y drogas".
Los autores del estudio plantearon que los programas para ayudar a los adultos jóvenes a dejar de fumar también deben tomar en cuenta los efectos del uso de marihuana. Dijeron que el próximo paso en su investigación es proveer consejería y otras terapias para ayudar a la gente a abandonar el hábito en Facebook.
"Incluir los medios sociales en la intervención e incorporar el ambiente social son formas nuevas de intentar hallar los medios más eficaces de tratamiento", concluyó Prochaska.
"Este formato les permite permanecer en el anonimato todo lo que quieran, al mismo tiempo que tienen un acceso fácil a intervenciones cuando están en una edad en que es menos probable que entren a un centro de tratamiento, laboratorio de investigación o clínica", añadió Ramo.
Goldman se mostró de acuerdo. "Los individuos podrían sentirse más cómodos buscando ayuda a través de la web que presentándose en persona a un centro local de tratamiento", razonó.
Tania Ávila
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