Si su presión arterial baja de repente cuando se pone de pie, y le deja sintiéndose mareado o atontado, quizás esté en mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca, sugiere un estudio reciente.
Esa afección se conoce como hipotensión ortostática. Según el estudio, las personas con hipotensión ortostática tenían 54 por ciento más probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca que sus contrapartes que no sufrían de presión arterial baja al ponerse de pie. El riesgo se redujo a 34 por ciento cuando los investigadores descartaron a los que también sufrían de hipertensión.
"Los factores de riesgo múltiples pueden aumentar el riesgo de una persona de desarrollar insuficiencia cardiaca, e incluyen hipertensión, enfermedad de la arteria coronaria y diabetes", explicó la autora del estudio, la Dra. Christine DeLong Jones, residente en medicina preventiva de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. "Quizás la hipotensión ortostática también aumente ese riesgo".
La insuficiencia cardiaca ocurre cuando el corazón no puede bombear con suficiente fuerza para que la sangre llegue al resto del organismo. Unos 5.7 millones de personas de EE. UU. sufren de insuficiencia cardiaca, y alrededor de 300,000 personas mueren anualmente por la afección, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU.
No se comprende del todo exactamente cómo la hipotensión ortostática podría llevar a la insuficiencia cardiaca. "Especulamos que la hipotensión ortostática y la hipertensión podrían contribuir al riesgo de insuficiencia cardíaca mediante una vía similar, por ejemplo a través de la hipertensión que ocurre sobre todo cuando una persona está reclinada", añadió.
Para el nuevo estudio, los investigadores observaron a más de 12,000 personas de 45 a 64 años de edad de cuatro condados de EE. UU. Cerca del once por ciento de las personas que desarrollaron insuficiencia cardiaca durante unos 17.5 años de seguimiento tenían hipotensión ortostática al inicio del estudio, frente a apenas cuatro por ciento de las que no desarrollaron insuficiencia cardiaca. La relación fue más pronunciada entre los que tenían de 45 a 55, según los hallazgos, que aparecen en la edición del 19 de marzo de la revista Hypertension.
Tania Ávila
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