Quizás los controles remotos ya no sean solo para los aparatos. En un
pequeño estudio de tamaño reducido, se implantaron microchips que
liberaban fármacos para fortalecer los huesos con tocar un botón en
mujeres que sufrían de osteoporosis grave, un método de administración
que podría algún día hacerse común para varias afecciones de salud.
El
microchip, que medía aproximadamente unos 4 por 6 centímetros (1.5 por
2.5 pulgadas), mejoró significativamente el cumplimiento de las
pacientes con un régimen farmacológico que por lo general requiere que
el mismo paciente se aplique dolorosas inyecciones diarias, apuntaron
los autores del estudio. El ensayo clínico, llevado a cabo con siete
pacientes de osteoporosis en Dinamarca, fue la primera prueba de un
microchip con control remoto con este fin.
"Libera a los
pacientes de la carga de gestionar su enfermedad a diario", señaló
Robert Farra, coautor del estudio y presidente y jefe de operaciones de
MicroCHIPS Inc., la compañía de Waltham, Massachusetts, que financió y
supervisó el ensayo. "Creo que habrá una clase de medicamentos [para
otras afecciones] que será muy adecuada para su uso con el chip...
estamos muy complacidos con los resultados".
El estudio aparece en la edición del 16 de febrero de la revista Science Translational Medicine,
coincidiendo con su presentación en la reunión anual de la Asociación
Estadounidense para el Avance de la Ciencia (American Association for
the Advancement of Science) en Vancouver, Canadá.
Junto con
investigadores del MIT, la Facultad de Medicina de la Universidad de
Harvard y otras compañías e instituciones, Farra implementó el microchip
justo debajo de la piel cerca de la cintura en las siete mujeres, que
tenían entre 65 y 70 años de edad y habían estado utilizando inyecciones
preparadas que contenían teriparatida (con nombre de marca Forteo) para
la osteoporosis grave, una enfermedad que adelgaza los huesos.
Aunque
una membrana fibrosa creció alrededor del dispositivo, algo que se
esperaba, el microchip administraba el fármaco tan eficazmente como las
inyecciones diarias, según el estudio. Pruebas de sangre llevadas a cabo
tras el periodo de 12 meses del estudio indicaron tasas de formación
ósea similares que cuando las mujeres se inyectaban ellas mismas el
fármaco.
Farra señaló que debido a que las inyecciones diarias
pueden ser psicológica y físicamente desafiantes, apenas 25 por ciento
de las pacientes que usan teriparatida en realidad completan el régimen
típico de 24 meses. Pero con el implante (que administró 20 dosis
programadas controladas por los médicos), la tasa de cumplimiento subió a
100 por ciento.
Unos 50,000 estadounidenses toman el fármaco
cada año, con un costo de 10,000 a 12,000 dólares, comparable al costo
del microchip y de la cirugía menor para implantarlo, señaló. El
microchip se puede implantar con anestesia local en un consultorio
médico.
"No solo ofrecerá una mejor calidad de vida, sino que
veremos mejores resultados debido al aumento en el cumplimiento",
aseguró Farra, y añadió que su compañía está desarrollando un modelo que
administrará un año de dosis. Comentó que espera que sea aprobado por
la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU. y que llegue al
mercado en cuatro años.
El Dr. Robert Recker, director del
Centro de Investigación sobre la Osteoporosis de la Universidad de
Creighton en Omaha, Nebraska, dijo que dudaba que el microchip pudiera
mantener el Forteo estable a la temperatura corporal, dado que el
fármaco por lo general se refrigera cuando se halla en las inyecciones
preparadas.
Sin embargo, Farra apuntó que los investigadores
habían modificado el fármaco para hacerlo posible, un esfuerzo que fue
más fácil porque cada dosis también estaba sellada en minúsculos
compartimentos a prueba de aire y humedad en el microchip.
El
contenedor se abre a intervalos programados o a través de una señal
inalámbrica, que puede ser enviada desde la computadora o teléfono
inteligente del médico, apuntó Farra.
"No veo cómo esto se puede
hacer con [un] recipiente, ya sea por encima o por debajo de la
superficie de la piel", comentó Recker. "Creo que otros estudios deben
corroborar esta afirmación. Deben explicar cómo conservan el fármaco a
temperatura corporal".
Tania Ávila
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