Una colaboración entre los grupos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) liderados por los científicos Joan J. Guinovart y Marco Milán ha permitido encontrar evidencias concluyentes en moscas y ratones sobre los efectos nocivos de la acumulación de cadenas de glucosa (glucógeno) en neuronas. El trabajo pone al servicio de la investigación de la epilepsia de Lafora y otras patologías neurodegenerativas caracterizadas por la presencia de cúmulos de glucógeno en neuronas, dos modelos animales para estudiar los genes involucrados en este proceso y encontrar soluciones farmacológicas que permitan desintegrar los cúmulos o limitar la producción de glucógeno. El estudio se publica en EMBO Molecular Medicine.
“Nuestros datos indican claramente que la sola acumulación de glucógeno mata las neuronas y por ello acorta de forma drástica la vida”, señala Guinovart, experto en el metabolismo del glucógeno, jefe de grupo del IRB Barcelona y catedrático de la Universidad de Barcelona, “porque lo único que hemos manipulado en las células neurales es que fabriquen más glucógeno”, indica el investigador.
El estudio con el modelo de Drosophila vendría a confirmar la teoría con otro modelo in vivo, ya que las moscas también presentan los mismos síntomas de degeneración que los ratones cuando acumulan glucógeno en las neuronas. Pero, además, el uso de Drosophila acelerará la obtención de datos genéticos y de cribado de moléculas terapéuticas. “Seremos capaces, en poco tiempo, de hacer una búsqueda masiva de genes involucrados en el proceso patológico y comprenderlo mejor a nivel molecular”, subraya Marco Milán, investigador ICREA en el IRB Barcelona y especialista en Drosophila.
“Nuestros datos indican claramente que la sola acumulación de glucógeno mata las neuronas y por ello acorta de forma drástica la vida”, señala Guinovart, experto en el metabolismo del glucógeno, jefe de grupo del IRB Barcelona y catedrático de la Universidad de Barcelona, “porque lo único que hemos manipulado en las células neurales es que fabriquen más glucógeno”, indica el investigador.
El estudio con el modelo de Drosophila vendría a confirmar la teoría con otro modelo in vivo, ya que las moscas también presentan los mismos síntomas de degeneración que los ratones cuando acumulan glucógeno en las neuronas. Pero, además, el uso de Drosophila acelerará la obtención de datos genéticos y de cribado de moléculas terapéuticas. “Seremos capaces, en poco tiempo, de hacer una búsqueda masiva de genes involucrados en el proceso patológico y comprenderlo mejor a nivel molecular”, subraya Marco Milán, investigador ICREA en el IRB Barcelona y especialista en Drosophila.
ANA BRAVO
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