Tomar una ducha fría o un baño helado podría reducir el dolor
muscular relacionado con el ejercicio, pero no está claro si puede
provocar efectos secundarios nocivos, indica una nueva revisión de la
evidencia.
El uso de baños fríos o helados es cada vez más
popular entre los atletas de élite y aficionados como forma de reducir
la inflamación muscular que puede llevar a rigidez, hinchazón y dolor
durante uno o más días tras una sesión de ejercicio.
En este
estudio, los investigadores revisaron 17 pequeños ensayos clínicos sobre
los baños fríos que incluyeron un total de 366 personas. En ensayos que
comparaban los baños fríos con el descanso o con ninguna intervención,
los baños fríos se asociaron con una reducción significativa en el dolor
muscular entre uno y cuatro días tras el ejercicio.
En la
mayoría de ensayos, los participantes pasaron de 5 a 24 minutos en agua
que estaba a entre 10 y 15 Cº (50 a 59 Fº), aunque en algunos casos el
agua estaba más fría o se pidió a los participantes que entraran y
salieran del agua en momentos determinados.
Sin embargo, pocos de
los ensayos compararon la inmersión en agua fría con otras
intervenciones, anotaron los autores de la revisión, que aparece en la
revista The Cochrane Library.
"Hallamos cierta evidencia
de que sumergirse en agua fría tras el ejercicio puede reducir el dolor
muscular, pero solo en comparación con el descanso o con no hacer nada.
Se aconseja cierta precaución respecto a estos hallazgos, ya que las
personas que formaban parte de los ensayos sabían qué tratamiento
recibían, y algunos de los beneficios reportados podrían deberse a una
respuesta placebo", señaló en un comunicado de prensa de la revista el
autor líder Chis Bleakley, del departamento de ciencias de la salud y de
la rehabilitación de la Universidad de Úlster en Irlanda del Norte.
"Quizás
haya mejores formas de reducir el dolor, como la inmersión en agua
tibia, trotar ligeramente o usar medias de compresión, pero actualmente
no contamos con suficientes datos para llegar a ninguna conclusión sobre
estas intervenciones", añadió.
La mayoría de los estudios no
reportaron ningún efecto secundario nocivo, así que hay una falta de
información sobre los riesgos potenciales de la inmersión en agua fría.
Se necesitan estudios de mayor calidad, apuntaron los investigadores.
"Es
importante considerar que la inmersión en agua fría induce cierto shock
en el cuerpo", anotó Bleakley. "Debemos asegurarnos de que las personas
no hagan nada nocivo, sobre todo si se exponen a agua muy fría por
periodos largos".
Tania Ávila
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